Como un ícono del paisajismo tradicional, los jardines japoneses forman parte de una arquitectura milenaria con una aguda visión dogmática de la naturaleza, plasmando una vista cargada de estética y belleza. Precisamente, son elementos que componen casas privadas, parques, templos budistas, santuarios sintoístas y sitios históricos.
Cuáles son las características de los jardines japoneses.
Derivándose del budismo chino, los jardines japoneses, surgieron durante la era Heian y se desarrollaron subsiguientemente hasta lograr el toque refinado que conocemos hoy en día.
Así, estas obras naturales poseen una asimetría de todos sus elementos que en plano general logran un equilibrio, es decir, las curvas se conjugan con los espacios de agua, grama, arena blanca o gravilla, además, con componentes como árboles, flores y rocas, terminando de proporcionar una configuración armónica al lugar, que de forma sencilla expresa profundidad espiritual, naturalidad y serenidad, incitando a la meditación por medio de su contemplación.
Las rocas siendo las piezas básicas de estos jardines, se colocan en el iwakura o lugar que ocupan las piedras, siguiendo una serie de normas como el de su composición por diferentes tamaños, agrupadas en cantidades impares y dejando espacios vacíos entre ellas, de esta forma, la disposición asimétrica de las piedras conocida en la cultura japonesa como fukinsei, brinda al observador una sensación de tranquilidad, conforme a la filosofía zen.
Adicionalmente, es fundamental que contengan una lámpara de piedra, un puente que conduce a una isla y una casa de té, así como también, elementos vegetales como bambús, plantas como el pino negro japonés y árboles de arce combinados con helechos o musgos, al igual, que un camino o senda.
Tipos de jardines japoneses.
Dentro de los diferentes estilos de jardines japoneses, se encuentran:
Cikai.
Originado en la era Henian, es característico de los grandes palacios con lagos de agua, vegetación muy cuidada, caminos con saltos de agua y grandes composiciones de rocas.
Karesansui.
Perteneciendo a la época Kamakura y Muromachi, son pequeños paisajes secos de arena, grava o rocas, llamados popularmente jardines zen, por lo tanto, en su estructura nada está dispuesto al azar sino de acuerdo a los dictámenes de la disciplina espiritual.
Té Roji.
Correspondiente a la etapa Momoyama, es el más refinado y espiritual de los jardines nipones, poseyendo un camino donde cae el rocío, que conduce a una cabaña de paja para celebrar el ritual del té.
En definitiva, los jardines japoneses reflejan criterios religiosos y filosóficos tradicionales que transmiten la paz espiritual con su contemplación, por lo que adentrarse en ellos, significa para los nipones un refugio al agitado ajetreo capitalino.
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